miércoles, 16 de junio de 2010

CRÓNICAS DE LIMA - Oropel juego y muerte

Joran Andreas Petrus van der Sloot (23), es un súbdito holandés radicado en la paradisíaca isla de Aruba y nacido en Arnhem a orillas del río Rin en los Países Bajos. A raíz de que su padre, un abogado emprendedor decidiera probar suerte en esta ex colonia, se vino todo el clan familiar a vivir de este paraíso caribeño, con la consigna de superarse y brindarse comodidad familiar, el letrado se adentro en estudiar mas y conseguir plaza en la magistratura insular, pero sus sueños y proyectos estallaron de pronto como una bomba ácida cuando su primogénito era comprendido en una asesinato oscuro y truculento, al conocerse la desaparición de una estudiante norteamericana llamada Natalee Holloway.
Hasta aquí su historia no destaca, a destajo que durante el juicio e investigaciones ha que fuera sometido, han salido hechos funestos de trata de personas y estúpida jactancia egocéntrica del beneficio obtenido por este sujeto, cuando “vendía” jóvenes tailandesas a $13 mil dólares cada una.

En los extremismos de la vida
La ternura aparece dormida
Mientras el pobre no tiene comida
El rico la tiene podrida
Los hijos de esta realidad suicida
Crecen y heredan cruel herida
Ajenos al amor de mama desvalida
Y un padre siempre en huída

En un análisis sobre el caso, un sociólogo peruano me impactó con sus conclusiones. En una choza de cartones de los pueblos jóvenes de Lima, en un cuartucho de latas de una favela en Brasil, en el más oscuro suburbio de Brooklyn o en una casucha de pajas y barro africana, la ausencia de los padres es muy notoria. Mientras la figura paterna trata de atender las necesidades básicas en medio de la pobreza mas absoluta y trabaja de sol a sol desde muy de madrugada hasta altas horas de la noche o sencillamente por su condición y conclusión se sumerge en las profundas grietas del alcohol y las drogas, en la otra acera el opulento empresario de Las Casuarina, el inversionista de la Quinta Avenida o el maderero “mais grande do mundo” manejan lo último de la tecnología en comunicaciones y no tienen tiempo para nada mas que para atender sus negocios. El desenlace de esta situación concluye en niños que crecen ajenos al amor y orientación, sin norte ni soporte emocional, se desatiende la intuición infantil con mil preguntas sin respuesta y entonces solos y en la mas arbitraria orfandad tuercen sus objetivos sin ninguna objeción ni consejo, mas que el día a día que va curtiendo su piel que se torna insensible.

Cuando un árbol crece torcido
Es que ha vivido desvalido
En un mundo incomprendido
Donde el cariño se ha perdido
El amor ni lo ha lamido
Toda afección es bramido
Y ese niño resentido
Es un hombre tullido

Lo cierto y real es que este joven de casi dos metros de estatura, apuesto y de sonrisa seductora, en un error más de su sinuosa vida tropezó en un casino de Miraflores, con una agraciada estudiante de la Universidad de Lima llamada Stefany Flores, hija además de un piloto de rally muy conocido y que hoy llora su desaparición culpándose de su muerte por las libertades que le dio a su engreída y que desencadenaron en esta tragedia que ha conmovido a nuestra patria.
Una divertida noche miraflorina frente al verde paño de una mesa de poker, un puñado de asiduos jugadores como cada noche “mataban” las horas esperando un golpe de suerte que los adicte un poco mas a esa maldita ludopatía que ha "encarcelado" a mucha gente, trazándoles destinos llenos de dolor y lagrimas al perder ingentes cantidades de dinero por el juego, empeñando autos, casas y cualquier bien que pudiese darles la oportunidad de seguir jugando, abandonan a sus familias, se endeudan en los bancos y casas de empeño hasta que llega un momento en que ya no pueden mas y se suicidan o sumergen a sus parientes en una desesperación tal que todo su contorno se afecta.

El destino de un ludópata
Es paralelo al del psicópata
O te hace un cardiópata
O te convierte en alópata
Ahora, al meter la pata
Al gastar tanta plata
Te flagelo con reata
Como una vil garrapata

El destino de Joran hoy encerrado en el penal de Lurigancho, es ciertamente lúgubre, asesino convicto y confeso, enfrenta una condena que puede llegar hasta los 35 años de prisión, tiempo suficiente para pensar y confesar también la muerte de Natalee Holloway. No me precio del ambiente carcelario de mi patria, pero es muy duro sobrevivir en ella, junto a otros delincuentes de alta peligrosidad, tratará de sortear esta suerte, cual buril diestro patibulario.
Mientras tanto su madrecita que acaba de llegar a Lima, espera con la más terrible angustia dibujada en el rostro, el día de visita femenina a este infierno y poder brindarle su regazo, para que en uso de su divinidad de madre, su hijo descarriado y libertino llore y encuentre una paz fugaz que lo haga reflexionar sobre lo que ha hecho y busque el perdón divino, porque la sociedad norteamérica y peruana creo que nunca le perdonarán.

En una mesa sin resina
Con la mirada cansina
Una bella sietemesina
Solo piensa en gambusina
Saboreando golosina
Jalado por la marquesina
Llega orondo en limosina
Una mente asesina

Que les parece

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